Desde
aquel día lluvioso en el que su madre falleció, Martin no pudo parar de pensar
en todo lo que le había contado. Sabía que sus padres adoptivos habían guardado
muy bien el secreto. En ese instante su vida se desmoronó como un castillo en
la orilla de la playa, derribado por las olas.
Necesitaba
conocer la verdad, pero ya era complicado al haber fallecido Isaac. Pensó que
la solución pasaba por hablar con Razzi, la madre de Palmira que también lo era
suya. Estaba convencido que nunca le iba a reconocer como su hijo, y menos
viviendo todavía su marido ¿Qué haría si lo negara? ¿Cómo podría rebatir
cualquier argumento? No quería nada económico, simplemente el saber que siempre
estuvo en su mente y que le había echado de menos.