Pasadas unas semanas del
incidente ocurrido en Malta, me sentía abrumada por los acontecimientos. Había
fallecido Daniel, una persona en quien confiaba absolutamente al igual que en
Isaac. Ahora no me quedaba nadie en quien confiar pues todos guardaban un
secreto que aun no se me había revelado. Daniel me había comentado que había
otra persona que también lo sabía, ¿pero quién era?
La herida del hombro
había sido superficial pero aun me molestaba cuando movía el brazo. Cualquiera
de las personas de las que estaba rodeada podía ser sospechosa de intentar
quitarme de un plumazo ¿Pero quién querría matarme?
No quise que la policía
investigara el caso pues tenía miedo que todo se precipitase hacia el peor
desenlace. Quería ser yo quien investigara por mi cuenta. Tenía mis sospechas
pero aun no me atrevía adelantar nada.
Me sentía débil, sin
fuerzas. Casi sin ganas de seguir allí. Me apetecía coger un avión y volver a
Sevilla. Tirarlo todo por tierra.
¡Echaba tanto de menos a
mi amiga Macarena!. Ella siempre estaba conmigo, arropándome cuando me sentía
mal ó cuando algo me preocupaba.
Recuerdo aquel día en que
descubrí que mi mejor amigo y compañero de trabajo me había traicionado
poniendo en entredicho un trabajo que habíamos entregado a la Diputación Provincial
de Sevilla, dejándome en mal lugar para él llevarse todas las glorias. Era su
forma de escalar puestos. De hecho, después de aquel día, dejó de trabajar
conmigo y le ofrecieron un puesto de director en el área de Cultura y
Ciudadanía en la propia Diputación.
Me sentí tan mal aquel día y tan dolida que no
me podía creer lo que había ocurrido. Cuando llegué a casa alrededor de las
once de la noche, Macarena ya estaba allí, preparando la cena:
-
Palmira, ¿qué te pasa? ¿Cómo ha ido todo
en la exposición?
La miré con los ojos a
punto de llorar. Su reacción al verme fue la de abrazarme y no preguntarme nada
más. Yo la abracé tan fuerte, que sentí que era alguien en quien podía confiar.
Rompí a llorar casi sin consuelo durante varios minutos hasta que pude
tranquilizarme. Entonces me separé de ella y le dije:
-
Ha sido Raúl…No me esperaba lo que ha
hecho…después de tantos años trabajando juntos…No me lo esperaba…
Me dio un pañuelo de
papel para que me secara las lágrimas y me agarró fuerte las manos.
_ ¿Qué ha pasado?
Cuéntame Palmira.
Le conté todo lo que
había ocurrido durante la exposición, los discursos, las presentaciones. Todo,
paso por paso tal y como había sucedido. Y ella no dijo nada, sólo me miraba y
escuchaba atentamente. Pero me sentía tranquila con ella.
Allí en Italia no sabía
muy bien si podía apoyarme en Martín o en Andrea, o quizás en mis padres. ¿En
quién podía confiar? Quizás en nadie. Era el momento de tomar las riendas de mi
vida y hacerles ver a todos que la poderosa y la que mandaba era yo.
By Amshu
Amshu |
Seguro que en Sevilla hay muchas claves! Alguien ha revisado el despacho y los papeles de Isaac????
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