Máximo
llamo a la puerta de Lola que no había bajado a desayunar y una voz entre
sollozos le indicó que pasara.
-
Lola ¿qué te pasa,
por qué estas llorando?
-
Hola Máximo…. Por
favor, llámame Lastrum – exclamó entre sollozos. Hoy me encuentro muy mal. Primero
la muerte de Aram y ahora Trexa que se va ¿sabías que mi hijo tenía la edad de
Aram cuando falleció?
-
¿Quieres que demos
un paseo y hablemos de ello? Yo ya he terminado mi turno y puedo quedarme a
charlar un rato, si te apetece.
-
Gracias Máximo.
Eres el angel de la guarda para todos nosotros.
-
Lastrum te
propongo una cosa ¿qué te parece si bajamos al comedor, nos cogemos unos cafés,
algo de comer y salimos al jardín a desayunar? Con el calor de los últimos
días, el barro se ha secado y he visto al personal limpiando las mesas.
-
Sí, me parece buena idea. Tengo que sacar el
dolor que llevo dentro y ahora, por fin, soy capaz de hablar de lo ocurrido.
Por favor, coge tú el desayuno. Yo quiero pintarme un poco, no quiero que me
vean así.
Mientras
Máximo bajaba al comedor, Lastrum se maquillo para ocultar las ojeras de una
noche de insomnio, cogió la cámara de fotos que guardó en el bolsito donde
llevaba siempre el cuaderno y el bolígrafo donde iba apuntando las ideas para
la novela que le surgían en los momentos de inspiración.
Cuando
llego al jardín, Máximo ya estaba en una mesa con una bandeja con los cafés y
unas tostadas.
- Uhmm!!! Qué rico
el café!! Como a mí me gusta, un gran vaso de café con la leche muy calentita y
sin azúcar ¡qué buena memoria tienes Máximo!
- Bueno, Lola…. uff
perdona se me olvidaba, quise decir “Lastrum”, ¿qué le pasó a tu hijo?
- Falleció en un
accidente de tráfico, era el conductor. Estaba en una de esas discotecas de
moda en Ibiza, “Amnesia” creo. La policía me dijo que el radar detectó el coche
a 200 km/hora en la carretera. En una curva el coche se le fue y se estrelló
con la mediana de la carretera, dando varias vueltas de campana. Murieron en el
acto él y sus 4 amigos de la Universidad.
En la autopsia que les hicieron, detectaron que tenían
restos de fármacos, alcohol y bebida energética. Cuando me lo dijeron, no me lo
podía creer. Mi hijo, un buen estudiante, serio, responsable, que nunca había
llegado borracho a casa…, salía con sus amigos de toda la vida… muy buenos
niños.
Con el tiempo descubrí lo equivocada que estaba. Cuando
se iba a Becerril a pasar el fin de semana a casa de su amigo Vicente, bajaban
a Madrid y consumían drogas ¿cómo no me di cuenta? ¡Me siento tan culpable! Si
hubiera prestado más atención a los detalles seguro que todavía estaría vivo.
Desde entonces he ido cayendo en un pozo cada vez más
oscuro. Hace unos meses, cayó en mis manos un artículo de este hospital, hablaba
de sus tratamientos innovadores y los buenos resultados que estaba dando en los
pacientes, y decidí solicitar el ingreso voluntario.
La verdad es que durante estos meses y gracias al
tratamiento de K-Thar-Sys y al grupo de compañeros me encuentro mejor. He
recuperado las ganas de vivir, el dolor es cada vez más sorpotable. Los doctores
me están ayudando a trasformar el sentimiento de culpabilidad. Todo iba bien…
hasta la muerte de Aram.
-
Lastrum, no sabía
nada. Lo siento muchísimo. Ha debido ser terrible…
La
conversación quedó interrumpida bruscamente por un estruendo de mesas y gritos
que provenía de la sala de lectura, donde se reunían todas las mañanas los
pacientes de K-Thar-Sys para escribir. Máximo se disculpó, le dijo que iría más
tarde a buscarla para seguir charlando y salió disparado. Cuando llegó, los doctores
ya estaban allí, estaban intentando abrir la puerta. Se oía claramente a
Rac-tac, Padawan y Perseo. Estaban peleándose por el final de novela. También
se oía a Tacones Cercanos, Vestigium y Txiki intentando separarles.
Lastrum
se levantó lentamente y se dirigió al despacho de los doctores en la 2ª planta.
Tenía que aprovechar el bullicio que estaban armando sus compañeros. En eso
quedaron, ahora no podía abandonar la operación aunque cada paso le supusiera
un esfuerzo enorme.
Todo
el personal estaba en la 1ª planta intentando abrir la sala, así que la 2ª
planta estaba desierta. Rápidamente metió el código de seguridad que le había
dado Vera Lu y la puerta se abrió. Se dirigió a
la mesa, cogió la llave que estaba en el primer cajón y abrió el armario
de los expedientes. Fue fácil dar con el expediente de Aram. Lo abrió y empezó
a hacer fotos de todos los papeles. Cuando acabó volvió a colocar todo en su
sitio, cerró la puerta y se dirigió a su habitación. Guardó la cámara en el
fondo del armario, debajo de la manta y se dirigió a la sala de lectura.
Cuando
llego el caos era absoluto. Habían tirado la puerta abajo, y los médicos y el
resto del personal estaban intentando poner un poco de orden y serenidad entre
los pacientes. Estaban todos muy alterados. Lastrum entró y se situó al lado de
la ventana donde todos sus compañeros pudieran verla, guiñó un ojo Padawan, y
que poco a poco todos se fueron tranquilizando.
La
operación había sido un éxito.
By Lastrum
Lastrum |
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