- ¡Tenemos que irnos ya!
Se escuchó en el silencio
de la noche y retumbó en las paredes de la habitación donde se encontraba
Palmira.
Palmira se levantó de un
sobresalto y vio cómo su hija, ya tenía preparadas dos mochilas cerca de la
puerta de la habitación.
- ¿Qué pasa hija? ¿irnos?
-Si mamá, Andrea y Máximo
tienen una tarea que realizar, y en breves minutos se desatará una batalla en
la que se verán involucrados. Los Poncianos acompañados por algunos agentes de
la Interpool, que se han vendido a ellos por unos fardos de Cocaína, tienen
como objetivo acabar con ellos. Pero tranquila ellos saldrán bien parados esta
vez.
Lo que me preocupa, y por
ello debemos irnos, es que antes de esa batalla un grupo de Poncianos vendrán aquí para terminar con
nosotras, así que.... no podemos perder ni un segundo, se acercan.
-Vale, vale supongo que
no hay otra opción, así que ...
Rápidamente se vistió, y
mientras se calzaba unas manolitas sobre la marcha, se colgó la mochila y
salieron por la puerta.
-y ¿A dónde vamos?
-Tranquila mamá, vamos a
ir donde empezó todo esto, y no me preguntes más, tan solo sígueme y confía en
mí. Tienes que cumplir con tu destino y realizar la misión que te fue encomendada
en esta vida y en anteriores, solo que ahora, sí que ha llegado el momento.
-Hija, me estás
asustando, ¡no tengo ni idea, de qué es lo que tengo que hacer..!
-Piensa un poco mamá,
piensa, ya hubo quien te lo dijo al llegar a Venecia.
Al terminar la frase “K,”
se hizo el silencio, interrumpido, tan sólo, por el ruido de las zancadas que
daban entre el oscuro y frondoso bosque del lugar.
A los diez minutos de su
escapada, se escucharon varios disparos y algunos de ellos fueron acompañados
de unas luces en el cielo, que alumbraban más de 15 Km a la redonda. Palmira se
asustó, su cara lo reflejaba. Le vinieron a la cabeza Andrea, Máximo y su amiga
Macarena. Pensaba si saldrían con vida de ésta, porque... su hija dijo que
Andrea y Máximo sí, pero.. ¿y Macarena?, ni la nombró ...
Tampoco podía ponerse a
pensar demasiado, porque tampoco podía hacer nada, sólo sabía que tenía una
misión...
Una misión, una misión...
esta palabra le estaba persiguiendo desde que “K“se la dijo y no podía
quitársela de cabeza.
- Hija, .... por más que lo pienso, no tengo ni la más
remota idea de qué es lo que tengo que hacer, no sé quién me lo dijo, y menos
el qué.
Seguían corriendo entre
la oscuridad.
“K” iba delante marcando el camino que debían
seguir, como si conociera los parajes por donde pasaban, como si hubiera estado
allí toda la vida.
-
Mamá, te diré yo cual es esa frase que seguramente, te pasaría por alto, pero
que es fundamental que la sigas al pie de la letra. ¿Recuerdas esta frase?
“tienes
que servir al amo”
-Sí,
claro que la recuerdo... el primero que me lo insinuó a modo de pregunta fue
Andrea, recién llegada a Venecia, pero.... ¿el amo no eres tú mi niña?
-
¿A estas alturas de todo lo que te ha sucedido desde que saliste de Sevilla, y ¿aún
te lo preguntas?
-No,
no me lo pregunto.. pero, es que caso ya te hago, no entiendo, como puede ser
esa mi misión...
-Lo
entenderás cuando llegue el momento, y con ello finalizaremos y resolveremos
muchos misterios que durante años nos han perseguido a toda nuestra familia, y
gracias a ello pasaremos al nivel 2.
Después
de recorrer unos 15 Km por caminos de montaña, a lo lejos se divisa una
explanada muy iluminada. Si, es el aeropuerto.
-
Mira mamá, ya casi estamos, ¿lo ves?
-Sí
claro, es el aeropuerto, pero... ¿a dónde vamos?, dímelo por favor.
-Mamá,
que mal lo has tenido que pasar, ni siquiera eres capaz de intuir dónde empezó
todo esto...
Sin
pensarlo ni un instante, paró, dio media vuelta y abrazó a su madre mientras le
decía al oído..
-Mamá,
vamos a Sevilla
By Mr.Marvic
Mr.Marvic |
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