Capítulo 69

Tras muchas noches en vela y alojándose en hostales de mala muerte en la periferia de Venecia, donde ni las ratas pasarían ni un solo segundo, andaba oculto desde hacia ya varios días inmerso en sus propios pensamientos existenciales y cual podría y debería ser su aportación en esta trama que, por momentos, dejaba su amor incondicional por Palmira en un segundo plano, el cual le causaba un dolor que no podía soportar.


Analizó cada capítulo desde que se conocieron y no podía olvidar aquel día en que por fin dieron rienda suelta a la pasión, abrazando en algunos instantes la lujuria desenfrenada. Aquella tarde que se alargo hasta bien entrada la madrugada, y que Palmira reconoció que no recordaba, fue sin duda lo mejor de esta historia de amor. No fue escrita por su creador, pensó, sino de la mano de quien hoy escribe esta. Una vez mas evidenció que no era él quien contaba su historia, pero esta vez no le importó, pues con él sentía que había algo muy poderoso que les unía, como si mantuvieran vidas paralelas.

Así pues, y como andaba aún muy aturdido, dejo en manos de Mr. Marvic la solución en esta causa.
Para ti Andrea:

“Espero no defraudarte, aunque lo dudo porque sé como te sientes, pues yo en estos momentos estoy pasando por algo parecido, tan solo te diré que ha llegado el momento de aparecer en escena, pues no hay guerra que el amor no pueda vencer, y ese amor que tú sientes, por su pureza, es el que salvará la vida de ella"

Dicho esto, entra en escena Andrea.

-Ha llegado el momento, sin duda. Han pasado muchos días desde que tuve esa conversacion con Padawan, y es como si estuviera interponiendo mi lucha por mi existencia, por lo que más quiero en esta vida, que es cuidar y amar a Palmira.

Me da igual lo que me pueda encontrar, pero tengo un pálpito y sé que hoy más que nunca me necesita.

Asi pues, se dirigió hacia el hospital, con barba de cuatro dias, algo demacrado, pero con paso firme y mirada seria, consciente de que iba a tener que lidiar con la incertidumbre, pero nada ni nadie le impediría llegar hasta ella, se interpusiera quien se interpusiera en su camino.

-¡Ni todas las fuerzas del mal juntas podrán conmigo, pues un hombre cuando está decidido, no hay muros que le puedan parar!

Estaba como un toro, no cogió ni un taxi, ni ningún otro vehículo, fue andando, rígido, serio, decidido, y en menos de 15 minutos estaba en la puerta del hospital.

Entró directamente, había en la entrada mucha policía y medios de comunicación, pero él pasó cual torbellino, sin detenerse ni un instante.

Subió las escaleras, pues en el ascensor habían puesto unas cintas con la palabra INTERPOL, algo malo parecía haber sucedido, pero siguió sin mirar atrás.

Al llegar al piso donde se encontraba Palmira, entendió que eso que se preveía malo, era justo por ella, aunque tampoco se alarmó, y raudo entró en otra habitación, cogió un batín del aseo de uno de los enfermos y se lo puso, le sustrajo al enfermo, que yacía dormido en la cama las zapatillas y salió de la habitación.

Se encaminó hacia la puerta vigilada por dos policías, donde estaba Palmira y al observar que estaba vacía les pregunto:

-Buenas agentes, desperté hoy de una larga  operación y he notado mucho revuelo, ¿qué ha sucedido?

-Buenas señor, pues poco le podemos decir porque es información confidencial, pero digamos que unos individuos han raptado a la joven que estaba aquí ingresada.

-Entiendo, pues nada, esperemos que la encuentren pronto.

Acto seguido, volvió a entrar en la habitación para cambiarse de ropa, y en unos segundos estaba bajando las escaleras como si le persiguiera el mismo demonio, pero al llegar a la planta baja, en el rellano de las escaleras había una mujer llorando desconsolada, no pudo remediar pararse un momento e intentar aliviarla.

-Hola, ¿qué te sucede, puedo ayudarte en algo? mi nombre es Andrea.

By Mr.Marvic

Mr.Marvic