14 de febrero de 2017

Capítulo 34

“Días que ya no volverán a repetirse nunca más.” Eran las palabras recurrentes en Andrea cada mañana, en especial, luego de recordar la ausencia de su Elena.

Recordaba, como si hubiera sido ayer, la tarde del accidente. Aquella tarde de verano en Praga, el café compartido, la llamada sospechosa a Elena que le hizo terminar esa cita vespertina con la promesa de verse en unas horas, los besos de despedida… que, si hubiera sabido que serían los últimos, los habría dado con mucha mayor pasión…

Luego, la pesadilla: la llamada para informar del accidente. Un coche marca Audi, color negro, se había lanzado violentamente contra el coche de Elena lanzándolo contra las aguas del Moldava. Del coche Audi no se supo nada más. Del coche de Elena sólo se supo que tenía un dispositivo que no le permitió a Elena abrir la puerta y escapar mientras se hundía en las aguas del río.

 Los siguientes meses fueron muy difíciles y dolorosos, pero Andrea, que intentaba rehacer su vida luego de estar involucrado con algunos mafiosos de La Camorra y los Blaqqu, se dio cuenta de que no descansarían hasta ir a por él. Aunque lo había intentado y pensó que su desaparición había sido exitosa, eliminando sistemáticamente cualquier rastro que lo llevara a él, no fue suficiente. Elena había aparecido en su vida de la noche a la mañana, llenándole de vitalidad, energía y unas ganas de vivir que no había sentido antes. Ella era magia. Praga era su escondite, como también lo habían sido Londres, Madrid y La Habana. El mundo era de ellos dos. Pero, el saber que para sus antiguos socios el juego no había terminado, le hizo despertar a la cruda realidad.

Así que decidió hacer lo mismo e ir a por ellos, empezando por descubrir a quién pertenecía ese escudo que aparecía en una tarjeta sospechosa en el bolso que, accidentalmente, Elena había olvidado esa tarde en el café. O que quizás, pareciera ahora, no había sido un olvido accidental.

Esa búsqueda se convirtió en su obsesión. No descansó hasta identificar que pertenecía a la familia Caelum, que las iniciales M.S. en la tarjeta, eran de Martín Smith, y que debía ser muy inteligente si quería cobrar venganza por Elena. Y una vez infiltrado en la organización, claramente el mejor objetivo para empezar a cobrar las facturas pendientes, era Palmira.

En esas cavilaciones estaba, cuando llegó una llamada a su móvil. Era Palmira, pidiéndole que fuera a por ella. Estaba llorando afligida en las afueras de la morgue, donde fue a reconocer a un cadáver.

El plan de Andrea, por lo visto, estaba caminando en la dirección correcta.

By Fredic Montt
Fredic Montt



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