Andrea se dirige a salvar
a Palmira en la morgue, de camino conduciendo, fantasea con sus dos
sentimientos, uno el de la venganza, dulce venganza… contra la familia Caelum
pero, sobre todo, la tejida contra Martin. Las imágenes de su mente corren como
una película, Martin y él frente a
frente, ambos mirándose fijamente a los
ojos, Martin colgado de unas cuerdas atadas a sus muñecas, totalmente agotado,
con cara de dolor y sufrimiento físico, recitando como un rosario cada uno de
sus pecados capitales, traiciones, deslealtades, envidias, todo para mantener y
perpetuarse con poder y adquirir más
aún, y Andrea, sonriendo de
satisfacción, con la sensación de placer que da la dopamina, porque lo tiene
listo para sentenciar su fin, pues tiene ahora la voz, la imagen, para llevarlo
hasta donde lo quiere llevar, enfrente de sus amigos, enemigos.
De repente, Andrea
respira, retorna a la realidad, y ve las
calles, las luces, prefiere regresar a su mente, y esta vez, a fantasear con su
sentimiento intenso de placer que recorre desde su bajo vientre hasta el centro
de su pecho, la pasión ilimitada de ser esclavo de las pasiones fulgurantes de
una Palmira que lo desea, regresar a las imágenes de su último encuentro lo
ponen en la antesala de la sumisión, de las sensaciones que lo conectan a la
adicción por ella, y donde manifiesta, así no lo deseé, su lealtad, el sometimiento al amor que aunque quema la
piel, es como el agua que necesita
cuando tiene sed y tiene que saciarla. Vive su fantasía y su corazón se
acelera, empuja su pie y lo pega al acelerador y en un intento por controlar su
adicción, se dice en voz alta “Andrea debes mantener tu lealtad al único ser
que amas, a Elena, ella está por encima de ti y de cualquier amo”.
Palmira siente una
tormenta de emociones frente a su último acontecimiento inesperado, sentada en
la morgue a la espera de Andrea, y sollozando, no comprende nada de lo que
sucede, desea gritar, correr, el dolor vuelve e invade cada milímetro de su
cuerpo, después de que cada acontecimiento que vive es como estaca que traspasa
su pecho, duele más que la bala del hombro, rasga el espíritu, mata la ilusión,
la esperanza, el deseo por confiar en la vida y por lo que ésta te ha dado,
todo pierde sentido y valor; hay un agotamiento físico, del alma, no encuentra
la manera de armar el puzzle, cada vez que toma una y parece que le ha
encontrado el sitio, al ponerla se mueven y se caen otras, que se van al suelo,
ya no sabe por dónde continuar. Presa de la incertidumbre y el dolor, aprieta
sus puños y entierra sus uñas en la piel de la palma de sus manos, apretando
hasta sangrar, cerrando sus ojos y respirando profundamente, siente deseos de
venganza, de iniciar la mayor de las ktharsys, sin importar quién o quiénes
estén de por medio, se dice a sí misma, “ahora sólo estoy yo, tengo poder,
dinero, belleza, amor, inteligencia, soy el diamante que brilla en la familia,
todo gira en torno a mí, puedo poner mi vida donde deseo y quiero, y no
necesito a nadie para hacerlo, descubriré quién quiere matarme, quién ha matado
a Daniel, quién ha matado a Máximo, quién es el amo, quién es la persona,
además de Daniel, que todo lo sabe, quién controla los hilos de mi vida, de una
manera que no me doy cuenta, y sólo me trae desgracias una y otra vez, haré lo
que deba hacer para lograrlo…” su corazón galopa como un pura sangre a punto de
sobrepasar al cabeza de carrera.
Andrea llega frente a
ella y Palmira dice, has llegado en el mejor momento, juntos cambiaremos el
mundo…
By Dakota
Dakota |
Bueno, bueno...Nos encontramos con dos guerreros de la luz? y ¿cual es esta Palmira? Porque hay dos....
ResponderEliminarDos caras de una misma moneda...
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