27 de enero de 2017

Capítulo 16

Era el momento esperado por Alison para poner en juego todas sus estrategias y por fin reclamar su lugar,  ese que por tanto años ha merecido. Esta noche era su momento, en sus ojos se dibujaba una mirada sigilosa de pantera en la oscuridad, donde cada movimiento, cada detalle era controlado para un fin.

Palmira, atónita, observando sus tres uñas rotas, siente un escalofrío que invade y recorre su piel, su mente estática se pregunta ¿qué le ha pasado a mis uñas?, se disparan como pólvora pensamientos para dar respuesta.

Como cinta de vídeo que retrocede, intenta en su memoria encontrar las imágenes previas a embarcarse en la horas de sueño, pero imposible recordar, no hay nada en su mente, su angustia es intensa, su corazón y respiración se aceleran y Palmira siente los latidos con tanta intensidad que, en un intento por controlarlo, alza su mano izquierda y la coloca sobre su corazón apretando fuerte para frenarlo.

Su mente, nuevamente, intenta explicar lo sucedido pero no hay explicación lógica. Impotente, cierra los ojos y, como si todo se detuviera en cámara lenta, se deja caer hacia la pared derecha resbalándose hasta quedar tendida en el suelo como cuando un boxeador cae al ring, empieza el conteo y quiere levantarse pero sus piernas no responden. Está consciente, se siente ahogada, sin fuerza, inspira profundamente intentando tomar fuerza, pero es imposible, deja que su cuerpo ceda y respira, respira profundamente, pasan en su mente a milésimas de segundo, imágenes desde su llegada a Venecia hasta las tres uñas rotas, hay una desesperación en su interior y se da cuenta que, en pocas horas, se han desvanecidos sus sueños, esos sueños que quedaron en la última noche en Sevilla…ahora no controla nada de su vida, Martin, Andrea, sus padres, incluso Alison con su mirada retadora, se los han robado, controlando ahora toda su existencia. “Todos controlan mi vida en pocas horas…” oye su voz desde el fondo de su ser.

Ahora, siente un fuerte impulso de levantarse y huir, aprieta sus ojos y huye en su mente, recorriendo los pasillos del Palazzo imaginariamente, corre desesperada, saliendo al jardín y queriendo volar como un pájaro e ir al encuentro con Daniel, para juntos subirse a la máquina del tiempo y regresar a 1987, sintiendo nuevamente el olor a eucalipto en la casa de verano de la Valetta, donde sólo sentía libertad, risas, cascadas de amor y felicidad, donde aún si fueran días de invierno era como si el sol brillara.

De repente, mientras corría por las escaleras de la casa de la Valetta, afuera, se escucha la voz de Andrea siempre cálida pero firme y, en esta ocasión además, desesperada que dice, “señorita Palmira ha sonado el quinteto de cuerda…” se escucha un gran silencio que atrapa los sentidos de Andrea y con voz más intensa dice, ¿Señorita Palmira está usted ahí?

Andrea, en un acto desesperado, avanza hacia el cuarto de baño con rapidez y al llegar frente a la puerta la ve entreabierta, la luz refleja sombras sin poder identificar y toca, “toc, toc”, no hay respuesta y decide abrir la puerta del todo y entrar: ante él, se desvela entre los pétalos de rosas la belleza desnuda como de un ángel sobre el suelo, de inmediato le asalta el impulso que invade su cuerpo, sus manos y sus brazos se mueven sin control rozando la piel del ángel y tomándole para sostenerla,  con voz desesperada llama…!!!!!Palmira, Palmira…!!!!!


By Dakota
Dakota

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