En estos momentos “la
felicidad” era completa o todo lo completa que podía ser teniendo en cuenta las
circunstancias, aunque tales circunstancias ya no eran novedosas y todo hacía
pensar que iban a formar parte de su vida durante mucho tiempo. Si bien, ¡nada
es lo que parece! Ya le habían avisado.
Desde la cómoda tumbona
acolchada observaba los castaños y los diversos árboles frutales, todos en
flor, también se regocijaba por la tranquilidad que le proporcionaba la cercana
valla de madera. Si miraba unos metros más allá, en la distancia, comprobaba la
seguridad del cercado metálico y electrificado. No podía ver, pero sabía de su
existencia, el primer cercado de granito y de hierro forjado, con cámaras de
seguridad, que la separaban del resto del mundo. ¡Por fin, se sentía segura!
K dormía en su habitación
bajo la cariñosa atención de Alison, Bimba dormitaba a sus píes y Terry
vigilaba expectante cualquier movimiento sospechoso en el entorno. Que buena
idea haber recogido en el refugio a estos buenos perros! Algo más nerviosa le
ponía la continua presencia de Perseo, siempre sonriente y vigilante, con esos
gestos seguros y desafiantes, le proporcionaba seguridad pero también algo de
desazón: Tanto ímpetu y actividad la desconcertaban un poco, pero tenía que
reconocer que su presencia en la casa le aportaba alegría y la tan añorada
sensación de seguridad. Los avatares habían decidido que él era el más indicado
para las labores de guardaespaldas de ella y de K, y ella había estado muy de
acuerdo.
Sin embargo; K la tenía algo
sobrepasada con tantas nuevas obligaciones en su vida. En muy poco tiempo,
había pasado de galerista transgresora en Sevilla a rica heredera de los
Caelum, de heredera a objetivo de los Poncianos y todo ello había desembocado a
ser madre. Madre!
La niña sería el “diamante”
de los Caelum o de los Poncianos, pero hoy por hoy era una piedra difícil de
cargar, con muchas tareas diarias y meramente operativas a desarrollar. Además,
ni Andrea ni Rac Tac daban señales de colaborar en la labor. Allí estaban ellas
solas, con Alison y con los perros y con Perseo.
El Sol ya se estaba ocultando
y con la taza de té agotada, Palmira se incorporó con la intención de entrar en
casa y volver a retomar sus obligaciones de madre con K: Juegos, tareas
escolares, ducha, cena, lectura antes de dormir…
La valla eléctrica estalló en
chispas, Bimba salió corriendo hacia la casa y Terry saltaba ladrando sobre la
valla de madera. Perseo apareció como un rayo y la cogió en brazos
-“Palmira, debemos tener
cuidado! Alguien ha sobrepasado la primera cerca de seguridad. Puede ser una
falsa alarma, pero tu seguridad y la de K es lo prioritario”
“Perseo, qué hacemos?
Estamos solos” dijo Palmira.
-“Tranquila,
ya he pedido refuerzos. Pero no estamos tan solos, nada es lo que parece”...
By Perseo
Perseo |
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