Martin estaba tranquilo y relajado aunque también se
sentía algo alterado, pero esto último podía ser debido a los varios cafés que
llevaba en el cuerpo desde primeras horas de la mañana. La noche anterior tuvo
varias conversaciones telefónicas y mensajes que le mantuvieron despierto hasta
bien entrada la madrugada, después estuvo repasando mentalmente las
repercusiones inmediatas de lo hablado y leído; también aprovechó que estaba desvelado
para redactar algunas notas en borrador y preparar la reunión prevista para el
día siguiente, es decir, para hoy en unos minutos.
Oficialmente,
el tema central de la reunión era hacer un análisis de situación y de
incidencias a resolver por el traslado a estas nuevas instalaciones. Martin,
como Gerente de la clínica, sabía que todavía no funcionaba todo correctamente,
que las medidas de seguridad y habitabilidad eran mejorables y que, en
definitiva, las novedades siempre necesitan un tiempo para ser asumidas. Por
eso, esta reunión no era la ordinaria que semanalmente mantenía con su equipo
de confianza (el psiquiatra Andrea, la psicóloga Macarena, el enfermero Máximo
y la celadora Alison) para revisar el alcance y resultados del proyecto KTS.
Esta vez la había convocado como reunión extraordinaria y solicitaba
expresamente la asistencia activa y las propuestas constructivas de todo el
personal de la clínica, además de su equipo de confianza; desde José el
transportista hasta el enfermero Robles, los celadores Héctor K y Concha Z o la
gobernanta Dolci. También, claro está, había convocado a Palmira.
En
realidad, Martin tenía un encargo muy concreto de los accionistas y
benefactores de la clínica, trasladado claramente la noche anterior por Razzi y
por Luis Ponciano: Había que determinar las condiciones de sostenibilidad del
proyecto KTS y, en su caso, identificar los errores o factores de éxito y tomar
decisiones al respecto. El mensaje había sido nítido, a partir de la reunión
tenía dos días para presentar un informe con conclusiones operativas. Si lo
estimaba oportuno, también podía reunirse con los pacientes o “avatares”.
Martin,
miró su reloj y comprobó que faltaban 20 minutos para iniciar la reunión; así
que cerró las carpetas que estaba repasando, se levantó del sillón y se acercó
al amplio ventanal de su despacho para repasar mentalmente los acontecimientos
que aportaría a la reunión y que condicionarían su informe.
En
principio, en cuanto a los pacientes “avatares” las circunstancias no eran muy
propicias para el proyecto. De los 19 inicialmente aceptados como tales, dos
habían abandonado casi desde el principio, Chance y Amshu; posteriormente, Oso
Amoroso y Hraeslverg solicitaron la baja voluntaria del proyecto. Recientemente,
las cosas no han ido mucho mejor para el proyecto entre el grupo de los
“avatares”: Rac Tac se despidió de Palmira, a Trexa le han dado el alta, Aram
se suicidó, Ícaro desapareció en la noche y Perseo parece más interesado en ser
humano que avatar…
Por
otro lado, entre los “avatares” se mantienen y desarrollan varias líneas terapéuticas
o argumentales que no propician que los seguidores o benefactores mantengan el
interés por el proyecto y de ellos depende la sostenibilidad demanda y
necesaria. Además, todavía no sabemos si Lastrum es el topo que propició la
rebelión de los denominados Poncianos.
En
cuanto al personal, el celador Héctor T ha desaparecido desde la fuga de Ícaro
y la psicóloga Macarena parece cada vez más implicada en el problema de Palmira
que en su solución. A ver si hoy aparecen y ejercen como equipo sanitario del
proyecto.
Con
todo, lo más preocupante para Martin es el mensaje de Razzi:
-
Mi hija, Nana, a la que habéis llamado Palmira, la
paciente número 20, no mejora en su problema ni avanza en su vida. Sigue
teniendo pesadillas de todo tipo, cree que su hija Katerina muerta en accidente
la sigue acompañando como bebé o como adolescente, cree que su psicóloga
Macarena es su amiga y ella se cree psiquiatra. ¡Esto no va!
Luis
Ponciano, también le planteó muy claro su punto de vista:
-
Esto de las terapias alternativas está muy bien, es
muy entretenido y eso; pero mi familia tiene una laboratorio de fármacos
psiquiátricos y apostamos por la terapia tradicional. ¡Eso es lo que hay!
Martin
tuvo que salir de su estado contemplativo, llamaban a la puerta y eran Máximo y
Robles los primeros en llegar a la reunión. No tenía nada claro lo que iba a
pasar en la reunión ni en los dos días siguientes que le habían dado de plazo.
Sólo tenía algo muy claro el mensaje a transmitir al equipo de profesionales y
al grupo de pacientes:
-
Todo es lo que no parece.
By Perseo
Perseo |
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