17 de enero de 2017

Capítulo 6

Esa mañana, el cielo estaba completamente limpio en la ciudad del viento. Martin tenía su despacho en una de las últimas plantas del edificio Hancock. En días como aquel era fácil divisar en el horizonte los estados de Indiana, Wisconsin y Michigan con total nitidez.

Desde los acontecimientos del 11S no le agradaba estar en una torre tan emblemática y a tanta altura. También recordaba, frecuentemente, el incendio que se produjo hacía unos años en la planta 50. La familia Caelum, para la que trabajaba, había alquilado en ese rascacielos espacio suficiente como para poner la base de operaciones para la expansión del negocio en el mercado del continente americano y su vivienda como Director de Expansión. Un loft con diseño nórdico minimalista, pero al que no le faltaba ningún detalle para crear un ambiente acogedor.

El tener su vivienda junto al despacho, más las siete horas de diferencia entre Venecia y Chicago, solía trabajar más horas de las habituales.


Martin tenía la capacidad de trabajo y altura de su padre americano. Por el contrario, su estilo y  belleza latina de ojos verdes, los heredó de su madre italiana.

Se graduó en Derecho en Stanford y realizó un posgrado de negocios en la misma universidad, más por deseo de su padre que por propio interés. Pero realmente lo que le gustaba era el mundo de las piedras preciosas y el diseño de joyas,  por lo que más tarde se especializó en gemología.

Parece que fue ayer cuando trabajaba en Manhattan en la calle 47, entre la Quinta y la Sexta Avenida, en un negocio de judíos ortodoxos que comerciaban con diamantes. Pero todo cambió el día que recibió una oferta económica que no pudo rechazar.  El hombre que le ofreció la oportunidad  de trabajar para la familia Caelum,  referentes europeos en joyería a nivel europeo, permanecería siempre en su recuerdo.

Eran muy normales las comunicaciones a altas horas de la  madrugada, y aquella mañana Martin encendió su ordenador y comprobó que había recibido a las 3:00 a.m  un correo de su central. En el asunto una única palabra: Nombramiento. Bajó el cursor de su ratón a gran velocidad pues quería saber  el contenido del mail. Era una convocatoria para una reunión dentro de tres días en Venecia, donde se presentaría, como nuevo miembro del Comité de dirección, a Palmira Caelum. Además, incluía unas tarjetas de embarque de Chicago a Venecia con escala en Londres, y reserva en un  hotel  de lujo junto a la Plaza de San Marcos.

Nunca había oído hablar de ella y le picó la curiosidad. Introdujo el nombre en un buscador y únicamente figuraba su foto en una noticia.  “Palmira Caelum acude al funeral de su  tutor y mentor tras ser enterrado con todos los honores e ínfulas de su alto linaje”. No se lo podía creer, ya que el fallecido era la misma persona que años atrás le contrató para su nuevo trabajo.

Le pareció una mujer atractiva, con una melena rojiza espectacular y muy enigmática ya que no encontró más noticias sobre ella ni perfiles en redes sociales.

Desde ese momento no paró de pensar en Palmira, aquella mujer que iba a asumir el control de los negocios en la empresa, y en la coincidencia en su nexo de unión.


¿Casualidad?

By Vestigium
Vestigium

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