Tranquila, porque ya
sabía que no estaba sola en ese aeropuerto, pero a su vez nerviosa, porque
Andrea era casi un desconocido para ella, Palmira avanzó hacia él, mientras
pensaba -¿Qué hago?¿Le doy la mano?¿Un beso?¿Dos?-
Sin tiempo para que su
mente tomara una decisión, Andrea caminó hacia ella, tomó su equipaje de mano,
lo dejó en el suelo a un lado de ambos y la abrazó.-Bienvenida a Venecia- le
dijo,-Tenía muchísimas ganas de verte en persona-.
Mientras le hablaba,
Andrea se quitó las gafas y, por fín, ella pudo ver sus ojos. Eran
desconcertantes, azules, de un azul muy claro, como el azul de un amanecer de
verano. Palmira clavó sus ojos en los suyos, sin ser capaz de escuchar las
palabras que los labios de Andrea estaban emitiendo, solamente perdida en esa
mirada.
Al cabo de unos segundos,
que ella sintió que fueron horas, Palmira, por fín, pudo hablar – ¡Hola Andrea!
Y…¿mis padres?
Ella esperaba que,
después de tantos años viviendo en el extranjero, ahora que por fin volvía a
casa, estuvieran todos esperándola, pero no era así. ¿Qué habría podido
pasar?¿Por qué la única persona que viene a recibirme es un enigmático casi
desconocido?
No entendía nada, pero,
no podía dejar de mirar esos ojos, se preguntaba cómo era posible que existiera
en el mundo una mirada tan bella y adictiva. Porque Palmira quería saber más,
qué había detrás de esa mirada, qué emociones escondían, qué pasado había
tenido ese hombre para que mirara de esa manera, quería saberlo…TODO.
-Tranquila- le dijo
Andrea, -dentro de muy poco te reunirás con ellos, están deseando verte-
¿Deseando verme?¿Y por
qué no han venido? Palmira no entendía nada.
-Vamos al coche y en el
camino te lo cuento- continuó diciéndole Andrea, y cogió su mano derecha con la
izquierda, mientras sostenía su equipaje de mano con la otra.-¡Tienes poco
equipaje para haber estado tanto tiempo fuera! Dijo sonriente Andrea.
-Sí, bueno, ha habido
problemas con el equipaje, espero que me lo hagan llegar pronto.
- No te preocupes,
a partir de ahora no tendrás más problemas, todo va a ir bien- le susurró
Andrea mientras soltaba su mano y colocaba su brazo sobre los hombros de
Palmira y se dirigían hacia el Parking.
Palmira seguía sin habla,
desconcertada, nerviosa y tensa, pero paradójicamente tenía una sensación de
paz en su interior, ¿de dónde venía esa paz? No lo sabía aunque, por primera en
su vida, Palmira sintió seguridad protegida por esos brazos, por esa mirada,
por ese desconocido, por ese hombre que la guiaba hacia lo que iba a ser,
nuevamente, su nueva vida.
by Rac Tac
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