La
doctora Palmira había citado a Trexa en la sala de médicos. Cuando recibió la
noticia, primero se sorprendió y después sintió inquietud.
Rara
vez los doctores hablaban a solas con los pacientes, esa no era una práctica
habitual, al menos hasta ese momento, ya que siempre que interactuaban con
ellos lo hacían en una especie de charlas grupales.
Cuando
se vieron cara a cara Palmira le dijo que estaba muy contenta con su
recuperación, que su mejoría era notoria
y que, una vez estudiado su caso por la junta médica, habían decidido darle el
alta.
Ella
no daba crédito a lo que estaba escuchando ¡podía volver a casa! ¡a su casa!
En
una conversación de apenas 15 minutos le comunicó que en pocos días podría
salir de allí.
Estaba
emocionada, ya había transcurrido más de un año desde que ingresó en el Centro
y, por fin, podía volver a su vida.
Ahora
tendría que contárselo a sus compañeros, a los avatares que, junto a ella,
habían estado creando Ktharsys.
Decidió
convocarlos a todos en la sala de siempre. Desde que Aram había fallecido no
habían vuelto a reunirse porque esto les había afectado sobremanera.
Tenía
poco tiempo ya que su partida iba a ser muy pronto, así que envió una breve nota
a cada uno de ellos citándoles en 2 horas.
A
la hora determinada fueron apareciendo en la sala preguntándose qué nuevas
noticias iban a recibir.
Cuando
ya estuvieron todos Trexa tomó la palabra para contarles su marcha inminente y
que esto significaba que también dejaba de escribir en la novela que tanto
tiempo y esfuerzos habían dedicado.
Los
avatares no daban crédito a lo que les estaba contando. ¿Qué estaba pasando? En
pocos días el grupo había sufrido varias bajas y eso podía afectar a la
historia, a “su” historia.
Todavía
no se habían recuperado del suicidio de Aram y ahora Trexa se iba. ¿Qué estaban
tramando?
En
un primer momento nadie dijo nada ya que la sorpresa todavía estaba instalada
en sus caras y en sus mentes, por lo que Trexa continuó hablando para encargarles
que siguieran con el trabajo, que cuidaran a los personajes como lo habían
hecho hasta ahora, que no se olvidaran del capitán Robles, de Nana, de Macarena…
También
les pidió que se reunieran más a menudo ya que, cada vez que lo hacían, siempre
surgían ideas nuevas que les ayudaban a mejorar el argumento para que, si
alguna vez Ktharsys atravesaba los muros de aquél edificio y salía hacia el
exterior, quienes lo leyeran pudieran entender no solo la trama sino también a
cada uno de ellos y lo que esta novela significaba para todos.
Cuando
acabó de hablar se escuchó una pregunta casi unánime, ¿por qué?, ¿por qué tú y
no nosotros?
Trexa,
nuevamente tomó la palabra y les dijo que, al parecer, el tratamiento había
funcionado muy bien con ella.
El
método servía para evaluar su evolución y determinar el grado de curación de
cada uno de ellos en función de su forma de escribir.
La novela
era su vida y la forma de escribirla determinaba su grado de cordura y por lo
que se ve les parece que estoy curada del todo.
- - Sabéis que después
del atentado de Paris, en el que casi acaban con mi vida, y durante mucho
tiempo, me encerré en mi misma y fui incapaz de hablar o comunicarme con
ninguno de vosotros.
- - Sin embargo, desde
que empezamos a escribir, mi actitud ha ido cambiando y poco a poco me he ido abriendo
hacia el exterior y he podido expresar todo lo que bulle en mi mente y en mi
corazón.
- - Hoy también quiero
daros las gracias por ser mis amigos, por haber estado siempre a mi lado y por
haber devuelto la felicidad y la cordura a mi vida.
Con
lágrimas en los ojos, el gato azul se despidió de cada uno de ellos deseándoles
la mejor de las suertes.
By Trexa
Trexa |
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