Cuando
secuestraron a Palmira y a Macarena el capitán Robles y el teniente Alonso se
encontraban en La Haya, en la sede de Europol, intentando analizar toda la
información que habían descubierto en el disco encontrado.
Pensaron
que uno de los beneficios de su salida de Venecia había sido mantenerlas a
salvo pero, al parecer, no lo habían logrado.
Para
Máximo esto supuso un tremendo shock, a pesar de que él mejor que nadie sabía
que estas cosas podían ocurrir, sus sentimientos hacia Palmira hacían que al
recibir la noticia hubiera sentido un tremendo mazazo en el estómago y su
cabeza se hubiera quedado en blanco.
Cuando
parecía que se acercaban a algo importante los acontecimientos se precipitaban
y parecía que todo hacía aguas de nuevo.
Después
de conocer el embarazo de Palmira y que, por supuesto, el hijo que esperaba no
era suyo, creyó que sus sentimientos hacia ella cambiarían por completo.
Para
él significaba mucho el hecho de que ella le hubiera sido infiel; como para la
mayoría de los hombres este era motivo más que suficiente para olvidarla, pero
con lo que no contaba era con que los sentimientos, si son verdaderos, no cambian
de la noche a la mañana y no podía dejar de amarla solo porque hubiera
entregado su cuerpo a otro.
Las
noticias que llegaban eran alarmantes; las dos habían desaparecido en un
intervalo de minutos y, hasta el momento no tenían ni rastro de ellas.
El
despliegue policial asignado al caso era colosal, sin embargo ya habían pasado
24 horas y no tenían ni una mínima pista que pudiera dirigirles hacia algún
lugar.
Máximo
ya había decidido tomar el vuelo que salía esa misma noche de vuelta a Venecia,
para él era insoportable no poder estar allí y, al menos, tener la oportunidad
de investigar personalmente cualquier hecho, por nimio que pareciese para poder
rescatarlas con vida.
Más
allá de la decisión personal que había tomado Máximo, Europol también había determinado
que, a la vista de los acontecimientos, tanto el capitán Robles como el
teniente Alonso volvieran a Venecia.
Nadie
mejor que ellos podían conseguir que la Palmira y Macarena fueran encontradas
vivas, y cada vez era más relevante conseguir este objetivo.
Ambos
llegarían por separado; no era conveniente que nadie pudiera relacionarlos en
ningún sentido, por pequeño que pudiera parecer.
Antes
de partir, el capitán Robles mantuvo una pequeña conversación con el teniente
Alonso.
- Máximo, sé que
esto es duro para ti pero debes mantener la cabeza fría. Sabes bien que, a
veces, cuando aparecen sentimientos éstos pueden poner en riesgo operaciones
importantes y ésta es una de las más trascendentales de los últimos años. Tal vez sea mejor que
otro agente te sustituya.
Al
escuchar esto Máximo palideció, en ningún caso se iba a apartar de esta
operación, ni de Palmira.
- Capitán Robles,
jamás pondría en peligro una operación, y mucho menos una de esta envergadura.
Llevamos muchos años detrás de la familia Caelum y cada vez estamos más cerca.
No tiene de qué preocuparse. Puedo mantener mis sentimientos al margen; nunca
haría nada que entorpeciera la investigación.
El
capitán Robles asintió, sabía que Máximo estaba lidiando continuamente con el
amor que sentía por Palmira pero, hasta el momento, había sido disciplinado y
había acatado todas sus órdenes sin rechistar a pesar de todo.
Además,
el objetivo prioritario de esta operación era encontrar a Palmira Caelum con
vida ya que toda la organización que habían descubierto giraba a su alrededor, y
quien más deseaba encontrarla era Máximo.
- Está bien teniente
Alonso, nos vemos en Venecia.
By Trexa
Trexa |
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