Quedaban 5 días para la apertura del testamento de los
Caelum y Máximo no estaba seguro de que Palmira estuviese lo suficientemente
recuperada como para asistir a ella. Debía convencer a los abogados para que lo
retrasaran una semana más y, de esta forma, ir ganando tiempo no solo para su
recuperación sino también para investigar algunos puntos que le parecían
oscuros sobre la explosión producida en el Palazzo.
Oficialmente estaba muerto y no debía dejarse ver por
la ciudad más de lo estrictamente necesario. Estaba obligado a pasar totalmente
desapercibido por su seguridad y la de Palmira. Pasaba la mayor parte del día
en el hospital pendiente de la mujer a la que amaba y mantenía contacto
permanente, vía telefónica, con la comisaría de policía del barrio de Santa
Croce donde la Europol había instalado a sus agentes debido a que era el único
barrio por el que se podía circular en
automóvil, lo que facilitaba un acceso rápido en caso de necesidad.
-¿Teniente Cervino?
-Al aparato
-Soy el teniente Alonso. Necesito que se ponga en
contacto con el Studio Legale Caddeu & Associato y concierte una cita con
Berto Berdardi para mañana por la mañana. Recuerde que no debe mencionar mi
nombre real. Solamente dígale que Bruno Manzotti necesita verle. Él sabrá a qué
se está refiriendo.
-¿Le cito en la comisaría?
-No. De momento no creo que sea buena idea aparecer
por allí. Mejor cítele en el hospital. Pida una cita a nombre del abogado para
la consulta del Dr. Manzotti y comuníquele en la llamada que ya dispone de los
resultados de sus análisis y que es necesario que hable con él. No dé más
explicaciones, los teléfonos del despacho de abogados podrían estar
intervenidos.
-Así lo haré, teniente.
La carta que habían entregado a Palmira dos días antes
aún permanecía sin abrir sobre la mesilla de noche. No consideraba que ella estuviera
en condiciones de leerla y pensaba que era preferible esperar un par de días
más para que pudiese enfrentarse a ella con más fuerzas. Estaba seguro de que
su contenido no tenía que ser agradable.
Miró el reloj, eran las 10:50. Faltaba alrededor de
media hora para que los doctores pasasen visita. Se sentía cansado, cerró los
ojos y se dispuso a dormir unos minutos.
El sonido de su teléfono le despertó bruscamente. En
la pantalla pudo leer el nombre de Robles.
-Dígame, mi capitán.
-Alonso, necesito verle de inmediato. Tenemos algo que
nos ha hecho llegar la policía judicial y que es necesario que lo vea. Se trata
de un pendrive encontrado dentro de un pequeño maletín entre los escombros del
despacho del señor Caelum.
-¿Ha podido abrirlo?
-No todos los archivos. Los informáticos de la
comisaría están trabajando para poder desbloquear la clave que protege a la
mayoría de ellos. Me temo que estamos ante algo extremadamente grave y que, por
lo poco que hemos podido ver, podría comprometer a políticos, obispos y
empresarios, no solo italianos. Alonso, me temo que estamos ante una red mafiosa
profundamente arraigada en toda Europa y quizás podría ir más allá.
-¿Con implicación directa de los Caelum?
-Eso aún no lo
sabemos a ciencia cierta, pero la familia podría ser una mera víctima de la
organización.
-Entiendo
-Prepárese para salir. Justo detrás del hospital hay
una parada de vaporettos. En dos horas le recogerá una lancha y le llevará a la
isla de Murano. Nos veremos a la entrada del Museo del Vidrio a las 13:00
horas.
-Allí estaré, mi capitán.
By Ícaro
Ícaro |
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar en K-Thar-Sys, todas las opiniones son tenidas en cuenta para el desarrollo de la historia.