24 de enero de 2017

Capítulo 13

Alguien llamó a la puerta. Intentó despertarse de un sueño profundo, pero no era capaz de tirar de su propio cuerpo. Volvieron a insistir. Cada vez con más insistencia. Toc, toc, toc.

Quería pero no podía abrir los ojos, ni siquiera la voz del cuerpo le salía. No sabía qué le pasaba. Solo sentía un fuerte dolor de cabeza y un aplanamiento que no le dejaba funcionar su cuerpo con normalidad. No sabía qué hora era, ni siquiera donde estaba. No sabía quién llamaba a la puerta, ni qué quería.

¡¡Señora, señora despierte!! ¡¡Son más de las 7 de la tarde!! ¡¡Abajo la están esperando!!
¿Quién me esperaba? ¿Y desde cuando estaba dormida? – Se preguntó Palmira intentando salir del adormilamiento que postergaba su cuerpo en la cama.

Por un instante, recordó que su aturdimiento se debía al relajante que se tomó a media noche para poder dormir, pues los acontecimientos que estaban sucediendo en su vida de forma trepidante, le hacía tensionarse mucho.

Empezó a mover las piernas lentamente, luego las manos, seguidamente pudo girar su cuerpo hacia un lado. Movió la cabeza con mucho esfuerzo. Por fin pudo abrir los ojos. Por un instante se quedó mirando fijamente al reloj de mesa que estaba a su derecha.

La 7.30h. ¡¡Puff, no podía demorarse más!! Abajo la esperaban para ir a la cena de gala. De un plumazo se incorporó.

Recordó que sus padres venían para reunirse todos en la cena donde posiblemente le presentaría a todo un elenco de personajes con los que tendría que tratar en un futuro para poder tomar las riendas de la empresa que con tantos años de esfuerzo había levantado sus padres.

Un escalofrío recorrió su cuerpo. No sabía por qué ahora, después de tanto tiempo, querían traspasarle el mando de un negocio que apenas conocía. Sentía un vértigo irrefrenable que le hacía casi perder la respiración ante tanta responsabilidad. Pero en cierta manera le tranquilizaba saber que iba a tener cerca a Martín, ¿O no? Porque cada vez que lo veía, un ligero mariposeo se posaba en su estómago y le dejaba la razón casi anulada. Por otro lado estaba Alison, ella quizás pudiera ayudarla a entender todos los entresijos del negocio familiar pero sentía que no era trigo limpio. Algo escondía en esa mirada fría y calculadora.

Abrió el ropero y se quedó mirando pensativa. No sabía muy bien qué ponerse. Pues no sabía cómo arreglarse a un evento de tal magnitud a los que no había ido nunca. Bueno, cuando tenía quince años sus padres hicieron una fiesta de gala para presentar a su hijita a la sociedad italiana y mundial, pues recordaba que también vinieron de Estados Unidos y de otros países europeos.

También le ponía nerviosa volver a encontrarse con sus padres después de tanto tiempo. No sabía qué esperaban de ella ahora. Ni cómo debía reaccionar cuando los viera, pues la relación que mantenía no era muy cariñosa ni afectiva. Se sentía insegura.


Por AMSHU.
Amshu

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